Ha habido, en este blog, una animada discusión al respecto de la introducción ocasional, por parte de los permacultores, de especies vegetales capaces de naturalizarse (o, en términos cargados [negativamente], especies invasivas). Ahí, algunos argumentan que las plantas exóticas pueden jugar roles críticos en el hábitat, y yo publiqué las siguientes palabras para mostrar que la eliminación de éstas puede ser muy perjudicial para la fauna nativa:
Aquí hay datos duros al respecto de plantas introducidas que rápidamente han formado alianzas con insectos nativos: del artículo “Las Exóticas como plantas huéspedes de la fauna de mariposas de California” por Sherri Graves y Arthur Shapiro, en Biological Conservation (2003) 110:413-433. Me lo envió Mary McAllister, una blogger de San Francisco (http://milliontrees.me) preocupada por la eliminación, al por mayor, de árboles exóticos sanos en grandes extensiones de los parques del área rural de San Francisco. Otros ecologistas que cuestionan la pertinencia de las políticas de “sólo nativas” son Mark Davis, Dov Sax, Erle Ellis, Matt Chew, y Peter Del Tredici, si es que quieres encontrar artículos de ellos. Hay, de hecho, una amplia crítica de la “biología de las invasiones” realizada desde la misma biología.
El Dr. Shapiro es una ecologista en UC-Davis. Sus conclusiones:
En 1925, California tenía 292 especies de plantas exóticas naturalizadas. En 1993, había 1057. Así que aproximadamente el 75% de las plantas exóticas de California han estado ahí menos de un siglo. Sin embargo, aproximadamente el 32% de las especies nativas de mariposa de California se alimentan y reproducen en plantas no-nativas. Algunos detalles:
El cardo estrellado de flor amarilla (Centaurea solistitialis) una conocida plaga, es una de las principales fuentes de néctar para muchas mariposas tanto del valle central, como de los pies de las montañas. El Eucalipto es una de las principales especies donde las Monarcas descansan ahora que los árboles nativos han sido diezmados por la tala y los desarrollos [urbanos] a lo largo de las rutas de migración de las Monarcas. Es posible que los Eucaliptos hayan prevenido la reducción de las poblaciones de las Monarcas. (He visto una foto con miles de Monarcas sobre un Eucalipto.)
Las especies de mariposa de los pantanos, mayormente reducidas por los desarrollos, han comenzado su recuperación al reproducirse y alimentarse de plantas acuáticas exóticas, y éstas no-nativas se mantienen verdes por más tiempo que las nativas, dando como resultado la extensión de su temporada de reproducción. Estos huéspedes introducidos podrían tener una importancia crítica para la supervivencia de las mariposas de los pantanos que han sido diezmadas por el desarrollo. En al menos dos, y posiblemente más casos, las exóticas permitieron a otras especies de mariposa “acelerar o extender sus ciclos reproductivos”, pasando de 2 a entre 4 y 6 o más generaciones por año, ayudando así a la recuperación de sus poblaciones.
En la ciudad de Davis, 29 de 32 especies de mariposa se reproducen en plantas introducidas. 13 de ellas ni siquiera tienen un huésped conocido en Davis. Esto siguiere que las plantas introducidas han prevenido la extinción de las poblaciones locales de mariposa en las áreas desarrolladas. Los campos de alfalfa y de vicia han sido colonizados por al menos 12 especies de mariposa, con poblaciones extremadamente densas.
Shapiro muestra muchos otros casos donde las mariposas nativas se alimentan y reproducen en plantas introducidas tales como Árbol del Corcho, pasiflora, césped [Bermuda grass], Senna, Rumex, así como también el pino de Monterrey, cuando se encuentra fuera de su área natural. Como desventaja, Shapiro señala dos casos de mariposas reproduciéndose en exóticas que son toxicas para las larvas, llegando a perder esas crías. Pero el hallazgo general es que muchas especies de plantas introducidas pueden, cada una, soportar a muchas especies de insectos, y que especies individuales de insectos son capaces de alimentarse de múltiples especies introducidas.
Hay muchos artículos como éste. Multiplica este artículo sobre un género de insectos de California por 50 estados y por todos los géneros de insectos, y obtienes miles de especies de insectos dependiendo, críticamente, de miles de especies de plantas introducidas.
Lo que es interesante aquí es que, al igual que el entusiasta de las nativas Doug Tallamy, Art Shapiro es un entomólogo, y sin embargo, ambos llegan a conclusiones opuestas basadas en datos duros. Pienso que los datos apoyan a ambos: las plantas nativas son críticas para la salud de los insectos, y las exóticas han co-evolucionado rápidamente con muchas especies nativas de insectos para apoyarse críticamente, especialmente en casos donde el desarrollo ha eliminado a los huéspedes locales.
Así que pienso que ya es momento de bajarle a la retórica según la cual las exóticas están rompiendo las alianzas entre especies nativas. De hecho, para mi, esto suscita una ironía. Este artículo muestra que cuando el desarrollo o la agricultura ha eliminado a los huéspedes nativos, la eliminación de grandes áreas de plantas introducidas puede llegar a destruir a los únicos huéspedes disponibles para los insectos nativos. Así que me gustaría darle la vuelta a la cuestión suscitada en este blog: no tenemos absolutamente ninguna evidencia de que los permacultores (por oposición, digamos, a los viveros) hayan introducido, alguna vez, especies que más tarde hubieran escapado a un medio silvestre. Ése sólo es un escenario supuesto que carece de fundamentación, así que, citando a Beatriz (una colaboradora de dicho blog): ¿”Dónde están los DATOS” que soportan dicha afirmación?
Pero definitivamente sabemos que aquellos que son partidarios únicamente de las nativas, han removido al por mayor y de grandes áreas, valiosas especies huéspedes, tales como el Eucalipto, el cardo estrellado y muchas otras. El Dr. Shapiro y muchos más han expresado su aversión contra esta práctica extremadamente perjudicial: Véase aquí.
Los permacultores, a diferencia de los nativistas, no van a áreas silvestres y semi-silvestres a exterminar valiosas especies de huéspedes. Los permacultores no tienen esa especie de desmesura que nos hace pensar que sabemos qué es lo mejor para las áreas silvestres (¡tenemos otras formas de desmesura!). Restringimos nuestras actividades a plantar especies valiosas en jardines, granjas y otras áreas altamente desarrolladas. Se nos enseña a mantenernos fuera del matorral, como dice Mollison. Ésta es una acción mucho más conservadora y segura que la de estar entrometiéndose con la vida silvestre.
Creo que podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que los entusiastas de las plantas nativas han causado mayores daños, que los permacultores, a las poblaciones nativas de insectos: daño real a escala, contra daño hipotético. Y estoy agradecido con el blog de Sue porque irónicamente ha ayudado a señalar este punto.
Mira, somos humanos, y como parte de nuestra naturaleza, jugamos con cosas que no comprendemos. Los permacultores están aprendiendo de los nativistas que es una mala idea plantar especies exóticas que se sabe que se “naturalizan” fácilmente en el lugar, para usar un término neutral. Y espero que los nativistas (y yo soy un amante de las plantas nativas) aprendan que es igualmente imprudente exterminar especies naturalizadas, porque los roles de esas especies no han sido comprendidos, aunque ahora se sabe que con frecuencia son huéspedes críticos para muchas especies nativas. Tenemos mucho que aprender.
Traducido por: Diego Villaseñor